19/09/2019
Entrevista a Ariel Guarco, presidente de la ACI: "Estoy convencido de que somos el modelo empresario mejor preparado para satisfacer las necesidades y aspiraciones de las personas"
“Empecé a relacionarme con el mundo cooperativo aún antes de nacer”. Ariel Guarco (Coronel Pringles, provincia de Buenos Aires, Argentina, 1968) ya desde el vientre de su madre, trabajadora de la cooperativa eléctrica local, se alimentaba del cooperativismo. Unos cuantos años después el propio Guarco presidía dicha cooperativa, “que nace eléctrica, pero que luego se fue ampliando para proveer otros servicios públicos, culturales y educativos”. Y de ahí se aupó a la presidencia de la Federación de Cooperativas de Electricidad y de Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires, y poco después a la presidencia de Cooperar – la Confederación de Cooperativas de la República Argentina. En representación de Cooperar empezó a trabajar en el ámbito internacional, primero en ACI Américas y luego, “con el apoyo de todos”, y a la segunda tentativa, en la presidencia de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), que ostenta desde noviembre de 2017. “De formación diversa”, -dice el propio Guarco-, primero se hizo veterinario, con postgrado incluido en España (A Coruña y Lleida), para después estudiar Economía y una especialización en Economía Social y Solidaria en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, en Buenos Aires. La entrevista se realiza en el marco del Congreso Mundial de Investigadores en Economía Social del CIRIEC, en Bucarest (Rumanía).
-Señor Guarco, felicidades por su trayectoria y por su nombramiento como presidente de la ACI. En efecto, la Alianza Cooperativa Internacional es una organización ya legendaria, que el año que viene cumple nada menos que 125 años. Desde su punto de vista, ¿cómo ve la situación actual de la ACI?
-Gracias, muchas gracias. La situación de la ACI la veo muy bien, con mucho optimismo. En efecto, estamos por cumplir 125 años de historia. Celebraremos nuestro Congreso si Dios quiere el año que viene en Seúl (Corea del Sur), un congreso dedicado a la identidad cooperativa. Coincide que se cumplen también los 25 años de la Declaración revisada sobre la Identidad Cooperativa. Esperamos que sea todo un gran éxito.
-¿Por qué en un momento dado asume la responsabilidad de ir a por la presidencia de la ACI?
-La Alianza, históricamente, ha venido ganando presencia en los ámbitos internacionales. Sucede que el ritmo dinámico del mundo a veces es más veloz de lo que las organizaciones son capaces de asimilar. Y la adaptación a ese cambio era lo que nos iba dejando un poquito atrás. Encontrábamos que la ACI, por un lado, necesitaba acercarse más a sus miembros y, por otro lado, a organizaciones de carácter también internacional como Naciones Unidas, OIT, la FAO o el propio CIRIEC.
-En la historia reciente de la ACI hubo un momento muy importante, en 2012, con la Declaración del Año Internacional de las Cooperativas ¿fue un momento de inflexión?
-Pauline Green hizo un gran trabajo. Ciertamente, logró posicionarnos a nivel mundial. El Año Internacional de las Cooperativas, que luego se plasmó en una Década Cooperativa, nos dio la posibilidad de que nos empezaran a mirar como un actor relevante.
-El cooperativismo hoy en día es un movimiento que aglutina a más de 1.000 millones de personas ¿cuáles son las principales magnitudes del cooperativismo a nivel mundial?
-1.200 millones de miembros, 3 millones de cooperativas, 280 millones de empleos, el 10% de la población ocupada total, y una facturación equiparable a la sexta economía del mundo si tenemos en cuenta sólo las 300 empresas cooperativas más grandes. Si contemplamos la dimensión total del movimiento la facturación nos ubica entre la tercera y la cuarta economía del mundo. Son datos importantes, que nos sacan del imaginario común de que somos empresas marginales, que estamos ahí solamente para solucionar problemas menores.
-Aunque el cooperativismo no son solo números...
-El cooperativismo se ha desarrollado más allá de las culturas, las creencias, los regímenes políticos y las condiciones naturales o sociales que nos rodean. Estoy convencido de que somos el modelo empresario mejor preparado para satisfacer las necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales de las personas. Hablo de las cooperativas y me refiero a este período histórico, pero bien sabemos que estamos recogiendo valores y prácticas ancestrales como la solidaridad, la cooperación y la ayuda mutua. Valores y prácticas que hoy se ven reflejados en la cooperativa como empresa capaz de insertarse en los mercados y dar respuestas a las demandas de la sociedad.
-Nos encontramos ahora en un entorno académico, como es el Congreso Internacional de Investigadores en Economía Social del CIRIEC, que también tiene sus figuras que llevan muchísimos años investigando sobre el sector. Desde el punto de vista de la ACI ¿cómo observa la actividad de los académicos en torno a las cooperativas? ¿qué le parecen los congresos como este?
-Soy un convencido, y lo era antes de asumir la presidencia de la ACI, de que había que estar cerca de la Academia. De hecho, yo he sido durante una parte de mi vida académico también. Cuando asumimos la presidencia hicimos una consulta a nuestros miembros y la totalidad dijo que teníamos que estar más cerca de la Academia, con lo cual ratificaron nuestro planteamiento. Creo que es fundamental que trabajemos juntos, que estemos más unidos, que nos conozcamos más, que conversemos, que discutamos más porque así vamos a llegar a mejores consensos. Y a través de este trabajo estratégico conjunto creo que es posible construir una nueva realidad, esa nueva realidad que necesitamos como sociedad.
-El cooperativismo es la base de un movimiento mucho más amplio, como es el de la economía social y solidaria ¿cómo se siente la ACI dentro de este marco de organizaciones tan diversas?
-Nos sentimos como en una gran familia. Somos una gran familia. Es verdad que hay quienes piensan más positivamente y hay quienes todavía tienen alguna duda. En lo personal estoy absolutamente convencido de que el cooperativismo es una parte importante de este movimiento de la economía social y solidaria, que está llamado a ser uno de los líderes de este movimiento y que tiene que involucrarse más. Y soy quien continuamente estoy abriendo espacios y diciendo en todo el mundo que debemos tender puentes y hablar con todos los actores, con la sociedad civil organizada, y que debemos hacer mesas más amplias y plantearnos los problemas para ver cómo encontramos las respuestas que la comunidad está buscando.
-¿Es en esta línea de abrir espacios y tender puentes que la ACI se ha hecho miembro de organismos como la ‘Task force’ de Economía Social y Solidaria de la ONU? ¿en qué otros organismos ha logrado introducirse la ACI?
-Estamos en la ‘Task force’ de Economía Social y Solidaria de la ONU; estamos en la COPAC, organismo integrado por la FAO, OIT y la World Farmers Organisation; firmamos un Memorando con la OIT, con la que organizamos un seminario conjunto en Ginebra, el primer evento importante que hacemos juntos; hemos firmado un memorando también con la FAO; estamos trabajando dentro del B20, con la Iglesia Católica, Cáritas... La ACI hoy es un actor permanentemente escuchado en el sistema de las Naciones Unidas. No es un dato menor que el cooperativismo haya sido declarado por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2016.
-Seguro que en estos años ha tenido ya la oportunidad de conocer el movimiento cooperativo en España ¿cómo ve la situación del cooperativismo español?
-España está dentro de los países que yo considero con un mayor nivel de desarrollo del cooperativismo, y de su diversidad, que es aún más importante. Tengo la información, el conocimiento de la situación, por haber estado tantísimas veces allí. Tengo los amigos necesarios: Juan Antonio Pedreño, pero no solo, también mi amigo, importantísimo, Manuel Mariscal; Malena Riudavets, y tantos otros. Desde mi federación argentina todos los años enviamos un contingente a Mondragón para que vayan a aprender. Pero también sé de los desarrollos que hay en Murcia, en Andalucía, Galicia, Valencia...
-Sr. Guarco, como se está poniendo de manifiesto en múltiples foros la humanidad actualmente se enfrenta a unos retos extraordinarios, como las crecientes desigualdades, la precarización en el empleo y la urgencia climática, entre otros. ¿Qué papel puede desempeñar el cooperativismo en este contexto tan relevante que estamos viviendo?
-En efecto, vivimos en un mundo atravesado por múltiples desafíos. La concentración económica, la especulación financiera, la exclusión social, las tensiones geopolíticas crecientes, los daños a la naturaleza son, entre otras, variables que se nos cruzan diariamente en nuestro quehacer cooperativo. Y no hay otra manera de superar estos desafíos que no sea la de integrarnos, la de ser un actor fuerte a nivel global. Por eso en la ACI empoderamos a las 4 regiones y a los 8 sectores y buscamos que haya mayor nivel de diálogo y de intercooperación. También por ello entendemos que es hora de tender puentes con otros actores que están comprometidos con la búsqueda de soluciones cooperativas a los grandes problemas que enfrentan nuestras sociedades. Sin duda, los investigadores son una parte fundamental de este desafío. Contamos con ellos para que nos ayuden a descubrir nuevos problemas, a pensar nuevas soluciones, a desarrollar tecnologías y a mejorar la dinámica de nuestras organizaciones.
-Entre dichos retos, el documento preparado por la Comisión Mundial por el Futuro del Trabajo describe sin atenuantes un mundo del trabajo atravesado por la precariedad y la desigualdad. A ello se suma que, de acuerdo con el Foro Económico Mundial de 2018, la mitad de las empresas espera reducir drásticamente el empleo para el 2020 por la automatización...
-Decía al principio de la entrevista que 280 millones de personas eligen el modelo cooperativo para trabajar. Este dato es suficientemente importante como para ser tenido en cuenta en cualquier debate sobre el futuro del trabajo. Sin embargo, lo más importante no es cuántos somos, sino la diversidad de modalidades de organización del trabajo que el movimiento cooperativo global representa. Esto es clave para el debate actual, cuando todos nos estamos preguntando sobre los nuevos caminos para organizar el trabajo. Tenemos trabajadores asociados, trabajadores independientes pero que se asocian a la cooperativa para viabilizar su tarea (agricultores, transportistas, profesionales, artesanos) y trabajadores asalariados. La actividad que estoy teniendo en estos últimos años, primero integrando el Consejo Mundial de la ACI, y ahora a cargo de la Presidencia, me está permitiendo conocer multitud de experiencias cooperativas muy diversas y valiosas en los cinco continentes.
-¿Qué característica destacaría más de dichas experiencias cooperativas? ¿hay un denominador común?
-El denominador común es la innovación. La permanente búsqueda de caminos para hacer las cosas de forma distinta. Quienes estamos en el cooperativismo llegamos aquí porque no encontrábamos respuestas en los modelos económicos hegemónicos. Por eso nadamos contra corriente, y por eso estamos obligados a innovar. Y aprovecho este ámbito, que es de reflexión y de investigación, que nos permite un diálogo imprescindible entre el mundo de la Academia y las empresas de la Economía Social y Solidaria, para señalar que las empresas cooperativas son un enorme laboratorio de experiencias. Un gran campo de acción para todos aquellos interesados en la búsqueda de caminos alternativos para la creación de trabajo decente. En todo esto estamos trabajando, en cada cooperativa, en cada federación y en la Alianza Cooperativa Internacional.
-Para ayudar a enfrentar estos retos y reconducir la actividad económica hacia la sostenibilidad se ha lanzado la Agenda 2030 con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ¿cómo contempla la ACI dichos objetivos?
-Adherirnos a los ODS ha sido una decisión importante. Porque nosotros venimos trabajando en los ODS desde hace casi 200 años, porque está en nuestro ADN. Es nuestra responsabilidad social cuidar de nuestra comunidad, de los recursos naturales, del trabajo de la gente, que las personas puedan realizarse a través del trabajo. Vivir dignamente y no que sean explotados o que sufran precarización en el empleo. Pero también en la construcción de diálogo. Me parece que el diálogo es tan importante en esta hora en que estamos construyendo muros, no solo muros reales sino también virtuales entre las personas. Me parece que es un papel importante el que la ACI está desempeñando en la construcción de un mundo más pacífico, en la recuperación de todos aquellos que resultan excluidos en las sociedades, a los que nosotros integramos y les permitimos rehacer su vida de una forma digna, más acorde a lo que el mundo de hoy está demandando.
Nota importante: esta entrevista fue publicada en la revista 'Noticias del CIDEC', que editan el IUDESCOOP de la Universitat de València y CIRIEC-España con la Generalitat Valenciana.