Actualidad del Observatorio Español de la Economía Social

28/05/2007

Las sociedades laborales baten récords de empleo en el País Vasco, en el 25 aniversario de ASLE

Las sociedades laborales se han afianzado en el País Vasco con un lento pero sólido crecimiento del empleo que generan, que les ha permitido rebasar holgadamente los 13.000 puestos de trabajo en los dos últimos años. A finales de marzo mantenían 13.636 ocupados, una cifra que se sitúa en los niveles récord de su historia. El desarrollo y consolidación de este sector de la economía social, impulsado a raíz de la crisis industrial que asoló el País Vasco en la década de los 80, se debe en una gran parte a ASLE, la Agrupación de Sociedades Laborales de Euskadi, que celebra la próxima semana su 25 cumpleaños.

Las sociedades laborales (SAL) son empresas mercantiles -anónimas o limitadas-, en las que los trabajadores deben tener, por exigencia legal, la mayoría del capital social, un hecho que les confiere elementos específicos de su funcionamiento interno.

En este cuarto de siglo, ASLE ha ordenado, potenciado, consolidado y dotado de credibilidad este modelo de sociedad jurídica, que ha calado hondo en la sociedad y en la economía vascas. Una credibilidad a la que no es ajena el hecho de que en este período ninguna de las compañías que se rigen por esta fórmula haya protagonizado “ni un solo conflicto social”, subraya Josetxo Hernández, gerente de la asociación desde 1984 y verdadero alma mater de este sector en el País Vasco.

El desarrollo de este tipo de firmas en Euskadi data de finales de los años 70 y principios de los 80, como consecuencia de la aguda crisis de aquella época. Aunque en origen su nacimiento se debe a las dificultades económicas de empresas rescatadas por sus trabajadores con la única finalidad de mantener el mayor empleo posible, en la actualidad se han convertido en una atractiva fórmula para los nuevos emprendedores, que cuenta con ventajas legales y el reconocimiento social por su labor en favor de la ocupación y la cohesión social.

Más de un millar de sociedades laborales

En la comunidad autónoma hay más de un millar de sociedades laborales constituidas, frente a las 53 existentes en 1982, año en que se creó ASLE. La asociación cuenta con 332 firmas afiliadas, que representan cerca del 70% del empleo del sector. Las cajas –“en particular, la BBK”, recuerda Hernández- han colaborado de forma especial con este movimiento empresarial, de tal forma que ha llegado a tener un verdadero atractivo para los nuevos emprendedores. Aunque surgieron en la industria del metal, en la actualidad abarcan todos los sectores y actividades.

ASLE, según destacan sus responsables, se ha preocupado especialmente por desarrollar sistemas de gestión para sí y sus empresas asociadas, hasta el punto de que es la única organización de España que ha recibido los premios Europeo e Iberoamericano a la Calidad. La aplicación de su experiencia a otras sociedades laborales ha convertido al sector en “una referencia para la economía vasca” y en “un interlocutor necesario” cuando se quiere hablar de empresas, gestión y participación de los trabajadores.

Apuesta por la innovación

Sobrevivir en el futuro es el objetivo de toda asociación que se precie. ASLE ha decidido que, para ello, sus firmas deben apostar por la innovación. En ese reto se encuentra inmersa. Es una apuesta “obsesiva” por esta materia, entendida como la manera de “hacer cosas nuevas y con más eficiencia, como elemento de competitividad global”.

Otro de los retos que tiene planteados la asociación es mantener a las empresas en esta fórmula jurídica, para lo que, al objeto de favorecer su continuidad y el relevo generacional, ha creado el que denomina “contrato de sociedad”, de libre adhesión para sus afiliados, que regula la entrada y salida de socios y el tratamiento del beneficio. Uno de los objetivos de este documento es establecer las compensaciones que se lleva el socio que abandona la empresa por el valor creado durante su permanencia, y la aportación que deben realizar los nuevos trabajadores que se incorporan. De esta forma se evita que las SAL adopten otra fórmula jurídica cuando sus socios desean capitalizar -con frecuencia, por jubilación- la riqueza generada con su trabajo de años, asegura Hernández.

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